En este caso, un museo destinado a un público muy concreto, como es el Imperial War Museum, donde a todo amante de la historia militar el siglo XX le temblarán las rodillas.
Este museo no es, ni mucho menos, de los últimos de Londres, todo lo contrario: aunque en dimensiones no es muy extenso, comparado con otros, tiene TODAS las plantas saturadas de piezas, siguiendo criterios expositivos muy interesantes, la verdad. Y en cuanto a público, está siempre animado, máxime cuando es un museo en la orilla “b” de Londres, lejos de todo el cogollo de la ciudad.
No entrare aquí a defender lo importante que es para nuestro futuro conocer la historia militar, ya sea puramente militar, (armamento y campañas) o toda la parafernalia política y diplomática que lo rodea. Lo cierto es, que este gran museo se ocupa de ambas cosas, y alguna que otra más.
Pero pasemos a recorrer sus muchas salas, recordando una cosa: es imposible visitarlo de una sola vez exhaustivamente, yo lo intenté y fracasé casi al final por pura y dura saturación. Aún así, en una mañana se ve lo más importante sin prisas ni agobios.
La entrada es sin duda la sala más impresionante. Contiene piezas originales de las dos Guerras Mundiales y la Guerra Fría, pero la gran mayoría de piezas son de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando digo piezas me refiero a: carros de combate, aviones de caza, baterías… como una imagen vale más que mil palabras:
Vistas generales de la entrada
Quizás el avión de caza más famoso de la 2ºGM. Sus sucesivas mejoras lo mantuvieron casi siempre por delante de los cazas alemanes, y que decir de los italianos, rusos, americanos y nipones.
Sherman: Típico carro americano. Sus grandes virtudes eran su precio, su mantenimiento, y… bueno, era manejable.
Centurión: El mejor carro británico de la contienda, un equilibrio calidad precio casi perfecto
Un Messerschmitt casi siempre un pasito por detrás del Speakfire. Uno de los mejores cazas de su tiempo.
T34: Este carro ganó la guerra en el frente oriental. Fue la base de la supremacía “Roja” en carros de combate, durante toda la Guerra Fría
Panzer VI: Sin duda el mejor y el peor carro de la guerra. Por prestaciones el mejor, pero su mantenimiento era la leche. ¡Y el coste! Diseñado para las estepas rusas, empleado en las campiñas normandas.
¿Quién puede dudar ahora que sólo por esa entrada merece la pena este museo?
La mayor parte del resto de las salas no gozan de mucha iluminación, por lo que tengo menos fotos.
En su gran apartado sobre el Holocausto, la penumbra juega un papel vital para narrar el camino que siguió el anti-semitismo de primeros de siglo, y los primeros discursos de Hitler o Goebles sobre los hebreos, hasta los campos de concentración, y exterminio.
Existe, a su vez, exposición permanente sobre las dos Guerras Mundiales, con mucho material de propaganda de todos los países beligerantes, hasta armamento.
En esa zona destacan tanto la “trench experience”, como la “blitz experience”:en la primera, recorres una reproducción de una trinchera británica en la Primera Guerra Mundial. Su realismo es asombroso, incluido el olor acre de la tierra removida. La segunda recrea un refugio antiaéreo londinense en un bombardeo. No apto para cardiacos.
En la sección de comando y espionaje tienen equipos de tropas de élite de los principales países beligerantes en la Segunda Guerra Mundial, y una maquina de encriptación Enigma.
En resumen, todos los amantes de la historia del Siglo XX tienen en este museo una cita difícilmente igualable, amen de alguna curiosidad como las salas de pinturas hechas por soldados u oficiales británicos en el frente, desde la 1ªGM hasta Iraq.
Y como no, gratis: Es Londres. Sólo con lo que te puedes ahorrar en entradas compensas los precios de la hostelería.